PLAN DE LECTURA Y ESCRITURA “LLUVIA DE LETRAS PARA LA EMANCIPACIÓN”

Abstract

Las vivencias educativas tradicionales y las falencias que se presentan en la formación del ser humano, nos invitan a la reflexión sobre la búsqueda de una educación más amena, de una educación que genere una enseñanza saludable desde la infancia. De ahí la importancia de participar activamente en la formación íntegra del ser humano en nuestra sociedad, con el fin de establecer valores que consoliden las acciones humanas en hechos vitales y transcendentales a partir del compromiso y la responsabilidad con la niñez, la cual permanece largas jornadas en una institución y cuyo mayor anhelo es tener libertad para leer el mundo, juguetear con el vaivén del viento, transmitir ternura y sonrisas. Nuestro interés con este trabajo se basa en la necesidad de fomentar una educación comprometida e innovadora, donde se vinculen la enseñanza, el juego y el aprendizaje y donde se adquieran habilidades y gusto por la lectura y la escritura en los primeros años de la niñez, sobre todo en los sectores más deprimidos de la ciudad. Para ello nos dimos a la tarea de realizar unos talleres de lectoescritura en el barrio Luis Carlos Galán en la Comuna 9 de la ciudad de Neiva (Huila). Este es un sector popular que se ubica al norte de la ciudad donde los niños no tienen la oportunidad de asistir actividades como los talleres, que les muestren otras opciones de vida. En la práctica son niños que se encuentran escolarizados, pero el contacto que tienen con la lectura y escritura sólo es el que medianamente les ofrece la institución educativa. En este sentido, nuestro quehacer docente (sobre todo en el campo del lenguaje) desempeña un papel fundamental, considerando la formación que recibimos en lenguaje, literatura, didáctica, pedagogía, metodología y lúdica, lo que nos facilita la enseñanza, la realización de actividades dinámicas y la conexión con el juego. Es decir, la convicción de principios en nuestra labor se manifiesta en el interés por el crecimiento de los niños y jóvenes en el sentido de que sean críticos, soñadores y distingan muy bien la realidad del mundo. De acuerdo con Ospina (2001: 92), “si alguna revolución requiere la educación, pienso que es la revolución de la alegría, que les devuelva o les confiera a los procesos educativos su radical condición de aventura apasionada, de expedición excitante, de juego y de fiesta”.