LA DRAMATURGIA DEL NUEVO TEATRO EN COLOMBIA, GUADALUPE AÑOS SIN CUENTA

Abstract

Desde los griegos el género teatral tomó como base el conflicto. Desde entonces la humanidad analiza, critica, satiriza y propone conceptos nuevos acerca de la antropología y epistemología de la sociedad. Desde los tres grandes representantes de la tragedia, Sófocles, Eurípides y Esquilo, pasando luego por el teatro Isabelino, y posterior a ello un teatro de corte real en el siglo XIX, donde el empeño por un realidad total permitió cambios estéticos y formales en la acción dramática; pero el conflicto siempre esta presente. Por esta razón, el teatro en su conjunto, permite alcanzar una cierta analogía con la sociología; como ejemplo, encontramos el teatro Isabelino de Shakespeare y el Neoclásico de Moliere, los cuales dejaron en su legado artístico la escencia de fundir el discurso científico (social) y el discurso estético (arte); de ahí que ante los ojos del artista que se formaba en el nuevo mundo primó la representación de un teatro ligado a las convenciones sociales. Sin embargo, tales convenciones, no fueron un “círculo cerrado” para dar origen a la creación dramática, puesto que fue necesario recurrir a la fábula para hacer de una obra un elemento artístico que perdurará en el tiempo y el espacio. De esta manera el teatro europeo logró captar la atención del artista latinoamericano; no obstante, éste, en su afán de encontrar su “yo interior” en la escena teatral, recurre a la introspección para reconocer en la cultura amerindia aspectos claves para crear una imagen propia de carácter poético-social. En esta medida el tipo de teatro que se formó, se caracterizó por la reivindicación de la conciencia social latinoamericana. Para tal fin, las técnicas de los dramaturgos Stanislavsky y Bertolt Brecht llegadas a Colombia, a finales de los cincuenta y comienzos de los sesenta jugaron un papel importante para el desenvolvimiento del Nuevo Teatro. Este concepto encierra un proceso de carácter cultural desarrollado por casi toda Latinoamérica en las décadas siguientes. En Colombia, este género significó una simbiosis entre los problemas políticos acontecidos en el país, con los hechos que marcaron el tiempo de la conformación del conflicto armado y la nueva estética teatral. De acuerdo con lo anterior, el teatro buscaba enfrentar al público con el contexto social del cual hacía parte; por ello, el inconformismo que generaba la ideología gubernamental de los partidos políticos de tradición, liberal y conservador, en la década del cincuenta, fue el elemento crucial para hacer de la realidad una fábula. A partir de este último aspecto, el proyecto ofrece una mirada crítica frente al conflicto armado que se ha desarrollado en Colombia durante las décadas del cincuenta y sesenta cuando surge el Nuevo Teatro; para tal punto, Guadalupe años sin cuenta es la obra emblemática que unifica coherentemente un paralelismo de dos mundos. Por esta razón, se establece un estudio semiológico a partir del espejo poético que representa el teatro de Santiago García.